Publicado

Grupo Hi-Tec: transformando la manufactura mexicana desde 1996

En el 10º aniversario de Modern Machine Shop México, entrevistamos a Guillermo Conde, co-fundador de Grupo Hi-Tec, sobre el crecimiento y la innovación en el sector metalmecánico mexicano.

Compartir

En el 10º aniversario de Modern Machine Shop México iniciamos una serie de entrevistas con personajes de la máquina-herramienta que de distintas formas han marcado el camino para el crecimiento del sector metalmecánico y de la industria manufacturera mexicana. Iniciamos con Guillermo Conde, socio-fundador del Grupo Hi-Tec.

Eduardo Tovar: tenemos el gusto de compartir con el ingeniero Guillermo Conde, fundador del Grupo High-Tec. ¿Podrías contarnos un poco cómo empezó esta historia del grupo en México?

Contenido destacado

Guillermo Conde: empezamos tres socios: el ingeniero Lenoir, el ingeniero Ricardo Lang y yo, con muy poca plata. Rentamos un primer piso en Tlalnepantla. Yo traje mi computadora de la casa. Andrea, su teléfono, y compramos una impresora. Así empezamos. Tuvimos la suerte, en el año 1996, de tomar la representación de Haas. Fue el detonante para el crecimiento de nuestra empresa. Haas produce una máquina extraordinaria para nuestro mercado. Linda, buena y barata y con financiamiento original, que nos permitió crecer a un ritmo exponencial.

Guillermo Conde, socio-fundador del Grupo Hi-Tec.

Guillermo Conde, socio-fundador del Grupo Hi-Tec.

De vender treinta máquinas por año pasamos a vender mil, lo cual en México es un montón de máquinas. Luego empezamos a adquirir otras líneas no competitivas, pero paralelas. Y después comenzamos a crear nuevas empresas para manejar nichos de negocio diferentes a la máquina de arranque de viruta, como es el caso de lámina, de plástico, y de erosión.

Y, últimamente, desarrollamos nuestra propia financiera, Hifin Solution, que nos ha permitido crecer todavía más en todas las líneas que no son para poder financiar.

Nuestro negocio principal son las pymes, aunque últimamente hemos entrado también en las empresas grandes. Pero siento que la fuerza de nuestra empresa ha sido la misma que al principio: cuidar al cliente y tratar de lograr la satisfacción total de su trabajo. Eso desde el punto de vista del servicio de ventas, asesoramiento y aplicaciones. Es lo que nos ha hecho fuertes. Creo que seguimos en una buena trayectoria.

Creciendo un poquito más, porque lagarto que se duerme se convierte en cartera. Así que nuestra filosofía sigue siendo la misma y nunca va a cambiar. El cliente es primero.

E. T.: Hace dos años celebraron treinta años de existencia en México. ¿Qué han significado estas tres décadas dentro del mercado mexicano y especialmente en los últimos diez años? ¿Qué cambios han visto en la industria y en México?

G. C.: Una creciente y muy grande utilización de máquinas de control numérico en todos sus aspectos. Un gran crecimiento en lámina y plástico, productos de exportaciones en Estados Unidos, principalmente. Y en los últimos tiempos, el famoso nearshoring, que muchos no saben ni lo que es, pero se dice que va a ser un detonante para un crecimiento todavía mayor de nuestro país.

También la industria médica ha crecido mucho en la utilización de la tecnología de maquinados y de impresión en 3D, lo que ha traído cambios para el sector metalmecánico.

E. T.: En cuanto al tema de la automatización, los robots, los cobots y la inteligencia artificial, ¿consideras que va a cambiar algo en el sector metalmecánico?

G. C.: El crecimiento de robots en México se debe a dos razones: una intelectual, ya que muchos no saben ni lo que son. Y la segunda, que la mano de obra es todavía relativamente barata y puedes tener cinco personas haciendo un trabajo, que en Alemania sería una.

El crecimiento de los robots va a llegar, indudablemente, porque cada vez hay menos mano de obra calificada. No es que puedas tener cinco de nueve.

Tenemos montones de clientes que nos dicen: “No te compro la máquina porque no consigo un programador”. ¿Sabes cómo me duele eso? No solo en el bolsillo, sino por no tener la gente preparada.

Veo que hace falta en las entidades estructura, educación, una nueva forma de pensar para educar a cierto grupo de gente en tareas específicas que se adecuen a la modernidad. O sea, un curso de cinco-tres meses para ser un señor programador que no sepa más nada, pero que sea un león programando o limando, o lo que sea, pero bien hecho.

De la inteligencia artificial se habla mucho. Está en todos lados, hasta para escribir una novela. ¿Va a llegar? Es difícil que en nuestro negocio, en el que hace falta un operario para manejar la máquina, nos quite ese tipo de trabajo, pero sí va a afectar en otros.

E. T.: ¿Cómo llegó Guillermo Conde de Argentina a México? ¿Cómo se metió en este mundo de la máquina-herramienta?

G. C.: Yo trabajé desde los 16 años en una fábrica de prensas hidráulicas en Argentina, una de las más grandes de América en prensas. Empecé pelando cables, después pasé al hidráulico para hacer servicio técnico… Como me encontraron alguna vena de vendedor, me hicieron gerente de ventas. Entonces, le vendí prensas a México.

Un día, una de esas prensas dejó de funcionar. Pidieron un técnico y yo voy por esa vía. Vine a México, arreglé la máquina y los dueños vieron que era ese blanquito, inglés, medio alemán. Inmediatamente, me ofrecieron un trabajo. Yo dije: no, yo estoy bien. Pero estaba viendo que la empresa nuestra, de 3,000 empleados, iba para abajo por errores de financiamiento, errores de gobierno. Además, la situación de Argentina nunca ayudó a la industria.

Hoy esa empresa desapareció, así como docenas similares. Hice bien en venir por acá. Y trabajé creo que 10 o 15 años en esa empresa. Un día decidí independizarme a ver qué pasaba. Y así pasó. Hoy, de los cinco que empezamos, somos 420, lo cual es un número que me aterroriza a veces.

E. T.: Volviendo al tema de los últimos años, sobre todo en la máquina-herramienta, ¿qué cambios tecnológicos consideras que han hecho una diferencia en la manera de mecanizar y producir piezas de metal?

G. C.: En mi entender, lo que ha pasado es que las máquinas se han parecido cada vez más: entre una máquina producida en China, otra hecha en Taiwán, y otra en Alemania, ya no hay gran diferencia. Usan los mismos componentes, la misma estructura, la misma filosofía, hasta el mismo controlador.

La diferencia es el precio de origen. Y siempre hay cosas de mala calidad. Pero hablando de buena calidad, hoy se producen máquinas excelentes en cualquier lado del mundo, y muy parecidas. Nosotros hemos traído una línea china de centros de maquinado, más bien grandes, tipo puente, tornos verticales, mandrinadoras que las hacen bajo nuestro nombre, que es Omnitec, y creo que va a ser un suceso porque son máquinas de primer mundo a un precio muy accesible.

E. T.: Finalmente, ¿qué mensaje quiere enviarle a la audiencia de Modern Machine Shop México por nuestros diez años de trabajo en este querido país?

G. C.: Antes que nada, felicitar a la revista, una excelente publicación. Diez años no se dicen fáciles para una revista en este planeta. Ojalá sean muchos más. A los que ven la revista solo les digo: trabajen duro. Usen lo más que puedan su cabeza y, sobre todo, tengan una ética de trabajo muy alta, porque eso al final los va a distinguir del resto.

CONTENIDO RELACIONADO