Compartir

La U.S.-Mexico Foundation detalla que, construir una fuerza laboral ‘bilateral’ altamente móvil y que funcione mejor entre Estados Unidos y México podría permitir una mayor resiliencia y eficiencia de la cadena de suministro.

La U.S.-Mexico Foundation detalla que construir una fuerza laboral "bilateral" altamente móvil y que funcione mejor entre Estados Unidos y México podría permitir una mayor resiliencia y eficiencia de la cadena de suministro. / Crédito: Archivo

El reporte "Ally Shoring and the Workforce: The Case for Greater Collaboration Between the US and Mexico", elaborado por la U.S.-Mexico Foundation, presenta un análisis de los mercados laborales, la demografía y la economía en México y Estados Unidos con el objetivo de proponer una estrategia de sinergias y complementariedad entre ambas fuerzas laborales.

Refiere que mediante la coproducción, capacitaciones focalizadas, atracción de inversión y políticas laborales progresivas, ambos países podrán fortalecer sus cadenas de producción, ser más resilientes ante crisis, disminuir el desempleo y los shocks inflacionarios.

“Construir una fuerza laboral ‘bilateral’ altamente móvil y que funcione mejor entre Estados Unidos y México podría permitir una mayor resiliencia y eficiencia de la cadena de suministro al permitir un flujo más fluido, impulsado por la demanda de trabajadores calificados y semicalificados donde más se necesitan”, refiere el reporte.

Detalla que a medida que Estados Unidos reconsidera la resiliencia de la cadena de suministro y la seguridad económica, a raíz de los impactos pandémicos y las realidades geopolíticas emergentes, es fundamental no solo considerar acercar la manufactura a casa, sino también proteger a las industrias que están perdiendo en la competencia laboral.

“México tiene técnicos fuertes (particularmente en el norte de México con su concentración de manufactura), junto con trabajadores agrícolas y de servicios profesionales calificados. Sin embargo, hay áreas clave de oportunidad que deben abordarse”, señala el documento.

En este sentido, el informe destaca cinco áreas de oportunidad entre México y Estados Unidos.

Primera.- América del Norte necesita aumentar la coproducción y el abastecimiento en sectores clave para hacer crecer juntos una base económica y de empleo más grande.

El reporte señala que el último intento de desarrollar un modelo de movilidad laboral entre Estados Unidos y México a principios de la década de 2000 terminó con los eventos del 11 de septiembre. Desde entonces, el enfoque primordial en la seguridad y el control fronterizo ha debilitado cualquier esfuerzo por abordar el problema fundamental del movimiento laboral a través de la frontera entre Estados Unidos y México.

“Sin embargo, el cálculo puede estar cambiando. Si bien la frontera debe estar segura, los impactos globales como la pandemia y las amenazas geopolíticas planteadas por China desafían la forma en que definimos las fronteras seguras y la seguridad económica de América del Norte”, indica el documento.

Añade que las soluciones de América del Norte para asegurar las cadenas de suministro son preferibles a depender de una producción remota que puede estar en riesgo cuando se enfrenta a crisis globales.

“Los trabajadores norteamericanos son fundamentales para garantizar que las cadenas de suministro de América del Norte permanezcan seguras. La política de inmigración debe equilibrarse con la necesidad de cadenas de suministro resistentes, especialmente en industrias críticas”, indica.

Bajo un marco de desarrollo de resiliencia de la cadena de suministro crítica a largo plazo, precisa el documento, Estados Unidos y México podrían coidentificar proactivamente uno o dos sectores industriales críticos clave, como la manufactura de productos farmacéuticos y EPP o la manufactura avanzada para respaldar la electrónica, los semiconductores y el transporte, donde mejorar la disponibilidad y la capacidad de la fuerza laboral en ambos lados de la frontera se beneficiaría de la movilidad laboral específica.

Segunda.- Estados Unidos y México pueden facilitar una mejora específica de la fuerza laboral. Se podría capacitar y capacitar a los trabajadores mexicanos para llenar nichos ocupacionales en el mercado laboral estadounidense que no han sido ocupados por trabajadores de dicho país.

“Además, se pueden realizar inversiones para mejorar las habilidades de los mexicanos para acomodar nuevas cadenas de suministro en sectores industriales emergentes y aquellos que se están mudando a México para mejorar la resiliencia y reducir el riesgo de vulnerabilidad a los choques geopolíticos provenientes de China”, indica el documento.

A nivel regional, señala el reporte, Estados Unidos, México y Canadá pueden buscar estándares, certificaciones y capacitación comunes en muchas áreas que brindarían beneficios mutuos y una base industrial más sólida.

“El trabajo inicial emprendido para crear un marco de certificación común para ciertas habilidades de fabricación, según lo previsto por North American Strategic Competitiveness Organization (NASCO) ofrece un punto de partida para el tipo de visión bilateral, compromiso público-privado y esfuerzos comunes de establecimiento de estándares, que pueden ayudar a lograr la movilidad de los trabajadores específicos, la mejora de las habilidades y más oportunidades”, detalla el reporte.

Tercera.- Una Inversión Extranjera Directa (IED) estadounidense más específica en México puede ampliar la base de producción y expandir el grupo de trabajadores calificados en segmentos clave, ayudando a hacer crecer la economía regional.

El documento indica que para capacitar y adaptar el mercado laboral a las necesidades globales, México necesita más IED. La inversión, dentro de un marco de apuntalamiento del ally-shoring, requiere una estrategia de fuerza laboral correspondiente para garantizar que las habilidades y capacidades estén disponibles para respaldar las oportunidades emergentes de la cadena de suministro estadounidense a lo largo del tiempo.

Cuarta.- La región debe cambiar la política laboral entre México y Estados Unidos de una política defensiva (protegiendo únicamente a los trabajadores domésticos) a una política afirmativa. El flujo de mano de obra entre Estados Unidos y México se ha visto interrumpido por los límites en las visas y la falta de actualización de los programas para trabajadores que se mantienen al día con las crecientes demandas laborales.

“De cara al futuro, las políticas laborales reactivas destinadas únicamente a disuadir el movimiento transfronterizo reforzarán las presiones migratorias en la frontera sur de Estados Unidos, al contribuir a una creciente fuerza laboral desempleada y subempleada en México. Ambos países pueden beneficiarse de una política laboral que satisfaga las necesidades de mano de obra de los empleadores estadounidenses y amplíe las empresas mexicanas y las oportunidades de empleo”. Indica el reporte.

Agrega que, esto ayudaría a las empresas de ambos lados de la frontera a seguir siendo competitivas al proporcionar buenos empleos tanto para los trabajadores estadounidenses como para los mexicanos.

Quinta.- El reporte refiere que, el apuntalamiento del ally-shoring puede lograr tres objetivos políticos con una sola directriz: Reducir la inflación de Estados Unidos, desarrollar la resiliencia de la cadena de suministro y abordar de manera efectiva la ‘emergencia’ política de inmigración.

Para leer el reporte completo visite el siguiente link.

CONTENIDO RELACIONADO