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La economía de México enfrenta retos y normalización de prácticas de suministro para ser encaradas, pero la resiliencia y flexibilidad del empresario de la región son ya conocidas por los grandes tractores, en busca de fortalecer las cadenas de suministro.

Saludo con gusto a los lectores de Modern Machine Shop México atentos a esta edición. En esta ocasión enfoco la atención no solo en México, sino en los mercados latinoamericanos dedicados a la transformación metalmecánica, para compartirles algunos de los hallazgos y oportunidades que se presentan en el horizonte.

Comencemos en el hemisferio sur con Argentina. En mi reciente viaje por aquellas latitudes y mis charlas con las asociaciones de fabricantes de maquinaria y usuarios finales, resultó evidente que 2021 fue un año de recuperación en la demanda de tecnología para la manufactura en ese país, favorecida por el consumo adicional que la pandemia generó.

Es así como el polo de fabricación de electrodomésticos del sur de Argentina se vio favorecido con ampliaciones de capacidad y demanda agregada, además de nuevos productos manufacturados, desde monitores hasta tarjetas de celulares. La industria en general está aprovechando, además, una coyuntura económica restrictiva por el control de cambios, en la que las empresas exportadoras son ganadoras de divisas bien cotizadas y, por ello, la vocación de exportación se está fortaleciendo para el polo económico de Argentina en Mercosur.

El nuevo acuerdo que Argentina firmó con el FMI trae, además, estabilidad a los mercados y les permitirá la planeación a mediano y largo plazos, sin reducir el reto que se les presenta a futuro. Otros mercados para explotar tienen que ver con la minería, desde cobre hasta litio.

En cuanto al gigante sudamericano, Brasil, sigue posicionado como un gran productor de bienes metalmecánicos, volcado al consumo interno y con potencial exportador, si su posición en relación con el comercio internacional se flexibiliza. La demanda interna es robusta. El año pasado Brasil cerró con un crecimiento fuerte y hay industrias que capitalizarán en lo anterior.

Lo ya detallado no solo coadyuvará al crecimiento, sino que fortalecerá su ecosistema de producción para consumo interno. El proyecto que Brasil busca —integrarse a la OCDE—, es además estratégico para apoyar lo fundamental e integrar esta economía frente al entorno mundial de oferta y demanda.

Pilares industriales, desde automotriz, agrícola, minería, aeronáutico y construcción, agregan valor y crecen en aquel país. Además, la mezcla de producto nacional e importado se encuentra en un balance que permite que el ecosistema se nutra del producto internacional al tiempo que se fortalece la industria.

En el caso de Chile, los presupuestos de exploración e investigación en minería son nada despreciables y en múltiples conversaciones con la industria se aprecia el potencial de fortalecer la cadena de empresas micro y medias, que abastecen a las grandes mineras para asegurar la operación de estas. Cabe destacar que Chile es la economía latinoamericana con la mayor proyección de crecimiento de las economías de transformación.

Hablemos ahora de Colombia. La economía de este país de América del Sur será la segunda con mayor crecimiento en 2022 —solo por debajo de Chile—, y con el potencial de aprovechar su posición estratégica en los esfuerzos de nearshoring que se gestan en las Américas. Sus más de 50 millones de habitantes y los polos industriales bien establecidos, presentan una oportunidad para crecer de manera importante en los segmentos de petróleo y gas, automatización del agro, minería, automotriz ligera (fabricación de vehículos de dos ruedas), además del sector marítimo y de construcción.

El ecosistema de formación también es robusto en este país y AMT tiene colaboraciones estrechas con Universidad de los Andes y eventos destacados como el AMEST, orientado a la adopción de sistemas de gestión de mantenimiento y automatización de última generación.

Costa Rica es otro caso para estudiar por la facilidad de hacer negocios, el desarrollo de la infraestructura industrial y la proliferación de industrias de dispositivos médicos, que comentaré en siguientes ediciones.

Cerremos ahora con México, el polo manufacturero y de exportación de mayor porte en América Latina. Los fundamentales de las industrias tractoras, y que generan mayor derrama y riqueza, están en su lugar para este 2022.

La economía enfrenta retos y normalización de prácticas de suministro para ser encaradas, pero la resiliencia y flexibilidad del empresario de la región son ya conocidas por los grandes tractores, en busca de fortalecer las cadenas de suministro.

Industrias demandantes de productos y servicios retoman sus niveles prepandemia y las controversias del TMEC generan oportunidades de adopción de tecnología para incrementar el grado de valor y cumplir los compromisos, capitalizando el recurso abundante en México, la mano de obra, con deseos de actualización y crecimiento en el sector.

AMT lanza productos y servicios para fortalecer este ecosistema de virtuosismo a través de su producto de Diagnóstico de Capacidades de Manufactura, que se realiza de forma gratuita para los consumidores de maquinaria, y ayuda a desarrollar su mapa de ruta en tecnología y decisiones de inversión.

Otra área de oportunidad atendida por recursos en AMT es la formación de talento mediante certificación de habilidades técnicas vía plataforma en línea de “ToolingU-SME”, distribuida a través de los recursos de AMT en América Latina. En próximas ediciones ampliaré informaciones del portafolio de cursos, certificaciones, alcances y validez de los mismos, pero preferí comenzar por hacer esta introducción para su consideración.

Para más información de los servicios de AMT en América Latina, su ejercicio de diagnóstico realizado por líderes técnicos y la formación de habilidades en línea, favor contactar a Carlos Mortera en cmortera@amtonline.org o a Daniel García en danielgarcia@amtcenter.org.mx

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