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Las empresas del sector deben estar dispuestas a cambiar su cultura corporativa, certificarse y llevar indicadores con el objetivo de convertirse en proveedores confiables.

Las empresas del sector deben estar dispuestas a cambiar su cultura corporativa, certificarse y llevar indicadores con el objetivo de convertirse en proveedores confiables.

De acuerdo con Alberto Del Campo, Director de Consejo de la Asociación Mexicana de Manufactura de Moldes y Troqueles (AMMMT) y Director de Desarrollo de Productos en Grupo Minsa, la pandemia por COVID-19 ha hecho necesaria la reorganización de las cadenas de proveeduría y vino a exponer –aún más– los posibles riegos que existen cuando alguna parte de la producción es traída desde otro país y no se tiene una cadena de proveeduría local.

En este sentido, el directivo indicó que es importante que las empresas valoren, contabilicen o le pongan algún puntaje al tener una cadena de proveeduría de bajo riesgo y segura con proveedores consolidados, con experiencia y cierta trayectoria.

“Definitivamente, la seguridad de la cadena de proveeduría lleva un costo implícito. ¿Cuánto cuesta el que un herramental venga mal, que lo tengas que reparar o que te pare la producción? ¿Qué tanto más estás dispuesto a pagar por un herramental local de una empresa local sólida, que por un herramental hecho en Asia? Si bien no hay una respuesta específica, son preguntas que se tienen que hacer los compradores y los proveedores en México”, indicó.

Ante este escenario, el entrevistado comentó tres aspectos que las empresas de moldes, troqueles y herramentales deben cumplir para ser proveedores confiables.

Las empresas deben estar dispuestas a cambiar su cultura corporativa

“Es un tema importante porque muchas de las empresas mexicanas todavía son empresas familiares. Hay muchas empresas en México de todo tamaño –no solo pymes– que pueden estar haciendo producción internacional o de exportación; pero todavía con ciertas practica familiares, que se desprenden del fundador”, detalló el directivo.

Agregó que aunque el fundador esté pasando la estafeta a la segunda generación y la tercera generación ya venga en camino, todavía es el que manda en la empresa. Y refirió que la empresa la maneja según sus criterios y gustos, y toda la estructura empresarial está para servirle al dueño, no para servirle al negocio como misión o visión.

“La resistencia al cambio en México todavía es un tema. Existen muchos dueños de empresas que no quieren dejar el poder. Al final, la decisión la toman ellos y eso lo saben los hijos y lo sabe toda la estructura o todo el organigrama empresarial. Y en el caso de los dueños de empresas que están dispuestos a hacer el cambio, no saben cómo hacerlo. Yo recomendaría a esas empresas ayuda externa a través de un consultor”, puntualizó el directivo.

Las empresas se tienen que certificar

De acuerdo con el entrevistado, la certificación es un requerimiento si se quiere vender a las grandes empresas. Agregó que el detalle con las certificaciones hoy en día es que son costosas y no cualquiera se puede certificar.

“Si de momento las empresas no se pueden certificar, pueden empezar por ir documentando sus procesos de la misma forma como si se estuvieran certificando. Las empresas no documentan sus procesos. Me he topado con empresas en donde los costos de los errores que se cometen son derivados de no llevar procesos estandarizados”, agregó Del Campo.

Añadió que si se lleva una documentación de los procesos cuando se lleve a cabo la certificación, será un proceso relativamente sencillo: “Va a ser una cuestión más de protocolos y costos que de cambio de cultura, porque la cultura ya la tienes, la cultura de trabajar con procesos estandarizados, con documentar las cosas y evitar los mismos errores”.

Asimismo, el entrevistado puntualizó que también es clave que la certificación no solo se quede en el papel, sino en una nueva forma de trabajar.

Llevar los indicadores

“Todas las empresas deben tener indicadores y tiene que haber alguien que revise y que empuje de arriba hacia abajo a que se cumplan esos indicadores, porque son la guía que tenemos para saber si vamos hacia buen rumbo”, indicó Del Campo.

Agregó que muchas empresas de la industria no están llevando a cabo ningún tipo de indicador y están totalmente perdidos en la operación de la empresa, en los problemas en el taller y en los requerimientos que les piden sus compradores.

“Esto hace que llevar indicadores les parezca una pérdida de tiempo. Entonces, no llevan un análisis financiero, no llevan un análisis de eficiencia, no miden las horas en el taller. Por ejemplo, no miden cuántas horas habían calculado para un trabajo y cuántas se llevó realmente el trabajo”, puntualizó el directivo.

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