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Imagen: Proyectos México

Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), llamó a profundizar la integración regional como un componente esencial de cualquier estrategia de salida a la crisis producida por la enfermedad del coronavirus (COVID-19) para avanzar hacia un comercio más sostenible y resiliente.

“Esto implica reforzar nuestros propios encadenamientos productivos y promover el comercio intrarregional, que es más intensivo en manufacturas”, afirmó Bárcena, quien agregó que el mundo post COVID-19 será regionalizado y que el resultado neto no será una reversión de la globalización, pero sí una economía mundial más regionalizada, con cadenas de valor más cortas, organizadas en torno a tres grandes polos productivos: América del Norte, Europa y Asia Oriental.

Destacó que en un contexto en que la institucionalidad multilateral está debilitada y el resto del mundo avanza hacia una mayor regionalización de la producción, América Latina y el Caribe no se pueden quedar atrás. Por ello, la profundización de la integración regional debe estar en el centro de cualquier estrategia para salir de la crisis.

México es el país más integrado de la región

El Estudio Económico de América Latina y el Caribe 2020 de la CEPA refiere que América Latina y el Caribe no se caracterizan por ser una de las regiones del mundo con mayores niveles de inserción en las cadenas de valor globales, algunas industrias han afrontado dificultades para continuar su producción, especialmente en el Brasil y México, dado su mayor grado de integración en dichas cadenas y como consecuencia de las interrupciones en los procesos de manufactura de sus países proveedores —principalmente China—, así como del cierre de las fronteras y las dificultades logísticas.

“De acuerdo con el índice de integración en cadenas de valor globales, México es el país más integrado de la región y Brasil es el segundo, así como donde más ha crecido la integración desde la crisis financiera mundial de 2008”, puntualiza el estudio.

Asimismo, explica que la dependencia de algunos sectores manufactureros de ambos países de partes procedentes de proveedores de China, unida a las disrupciones en la producción y las restricciones de la movilidad por la cuarentena implementada en ese país, tuvieron efectos negativos en la producción sectorial, ante la imposibilidad de encontrar proveedores alternativos rápidamente.

“Debido a que las cadenas globales suelen usar sistemas de inventarios “justo a tiempo” para minimizar los costes, varias industrias han sufrido desabastecimiento de insumos, partes y componentes, como las industrias electrónica, autopartista y farmacéutica en Argentina, Brasil y México, y el sector textil en Centroamérica”, señala el estudio.

Imagen: CEPAL

El estudio puntualiza que la pandemia por COVID-19 ha provocado una contracción de la demanda externa que enfrentan los países de la región —debido al menor consumo y la postergación de las decisiones de inversión de los principales socios comerciales— que afecta con más intensidad a aquellas economías en las que el peso de las exportaciones en el producto total es mayor.

“En América Latina y el Caribe el peso de las exportaciones totales de bienes alcanza el 19.6% del PIB de la región en promedio. Estas se encuentran muy concentradas geográficamente en tres socios comerciales: Estados Unidos es el principal (8.5% con relación al PIB), seguidos de China (2.2%) y la Unión Europea (1.9%)”, refiere el estudio.

Añade que, no obstante, dentro de la región existen marcadas diferencias. En Centroamérica y México es donde las exportaciones tienen un mayor peso (33% con relación al PIB), y la exposición al canal del comercio y las cadenas de valor abarca de manera generalizada a todos los países de esta subregión, dada su proximidad geográfica con los Estados Unidos, que incluso conlleva la conexión de algunas de estas economías a sus cadenas productivas.

“En América del Sur, la relevancia de las exportaciones es algo menor  (14% con relación al PIB) y, en su caso, hay que destacar que China se ha incorporado como principal socio comercial de países como Brasil, Chile, Perú y Uruguay, dada su importancia como importador de metales y productos agroalimentarios. En el Caribe, la exposición a este canal también es elevada, de 26% con relación al PIB, pero no de manera generalizada, ya que se explica fundamentalmente por tres países: Trinidad y Tabago, debido a la exportación de gas y derivados del petróleo, en parte importante a Estados Unidos; Surinam, debido a las exportaciones de oro, y Guyana, por las exportaciones de oro y aluminio”, refiere el documento.

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