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Un vistazo a ochenta años de crecimiento

Con esta edición nace una etapa en la vida de la industria automotriz y de autopartes en México y es el contar con información técnica válida para la toma de decisiones de crecimiento en nuestra industria.

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Con esta edición nace una etapa en la vida de la industria automotriz y de autopartes en México y es el contar con información técnica válida para la toma de decisiones de crecimiento en nuestra industria.


Es válido hacer una visita al pasado sobre lo que fue la industria automotriz en México y como nació hoy este tesoro que tenemos en nuestro país.
Yo divido a la historia de esta industria en cuatro grandes capítulos, los cuales han marcado un devenir cada una de ellas. Primeramente, y hace ya muchos años, las primeras marcas como Chrysler, Chevrolet y Ford decidieron abrir sus primeras distribuidoras de venta de autos nuevos. Esto fue el inicio de un nuevo mercado en México, que si bien no tenía que ver con la manufactura de autos o autopartes, sí con la comercialización de estas últimas, ya que se requerían para el mantenimiento de los autos.  Así nació nuestra actual Industria de autopartes con la incipiente manufactura y distribución de refacciones.  Todo esto sucedió hace ya más de ochenta años.


Posteriormente, nuestro segundo capítulo nace con el famoso “Cocoyocazo” que fue la promulgación del Primer Decreto para la industria automotriz dictado por el aquel entonces Presidente de la Republica, licenciado Adolfo López Mateos, que básicamente indicaba que para comercializar vehículos en México debían ensamblarse en México con un contenido de autopartes mexicanas.


Con este decreto las firmas que apostaron por invertir en ese incipiente ensamble de autos fueron Chrysler, Ford, General Motors, Datsun (hoy Nissan), Volkswagen y la hoy desaparecida American Motors como Vehículos Automotores Mexicanos.
Con esta decisión, en los años sesenta nace la industria automotriz y de autopartes que hoy conocemos.


El tercer capítulo es, sin duda, el gran impulsor de esta industria en México y me refiero al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), donde se promovía la inversión extranjera directa, aceptando inversiones en autopartistas con capital 100% extranjero, y se abría más la ya iniciada importación de autos nuevos.
Estos dos factores marcaron un cambio en nuestra estrategia de manufactura de autos y nos hizo pasar de fabricar por cada armadora muchos modelos diferentes para abarcar el mercado, y cada uno de ellos en bajo volumen, a manufacturar uno o dos en gran volumen de escala e importar en bajo volumen los modelos que las armadoras requerían.  Así fue como Chrysler apostó por fabricar el Seabring y la Ram Pick Up, el New Beatle nació en Puebla para todo el mundo, y el Aztek en Saltillo, ensamblado por General Motors, además de otros modelos que les sucedieron.


Con esto último, las armadoras contaban con divisas para operar sus negocios y para importar autos, principalmente de lujo, para el mercado mexicano.
Esto fue tener lo mejor de los dos mundos: la manufactura a bajo costo y en alto volumen, en uno o dos modelos, principalmente para Estados Unidos, y la importación económica de autos de lujo que se comercializaba en México con gran atractivo de margen de utilidad.


Esta etapa logró que naciera en México una industria de autopartes con capital e inversión extranjera, que provocaron plantas de manufactura de “Primer Mundo” y que requerían gerentes, técnicos y mano de obra más que bien calificada.
Como todos sabemos, el Tratado de Libre Comercio (TLCAN o NAFTA) se firmó hace 20 años y provocó que pasáramos de fabricar un millón de autos a tres millones, y de tener 500 fábricas de autopartes a más de 1300, actualmente, con una producción total de 82 mil millones de dólares, lo que nos posiciona en el quinto puesto de producción mundial.


Finalmente, el último capítulo trata de la incipiente pero muy significativa área de investigación y desarrollo de ingeniería del producto.  Grandes empresas, tanto de equipo original como nivel uno de proveeduría, están abriendo y creciendo sus centros de diseño de autopartes en México.  De esa manera, estamos viendo cómo pasamos de la leyenda “Hecho en México” a la de “Diseñado en México”.  Empresas líderes como Ford, General Motors, Nissan, Volkswagen y Chrysler, así como fabricantes de autopartes como Delphi, Continental, Faurecia, Meritor, Bosch y otros más se encuentran con centros de diseño en México, de más de 500 a 1000 ingenieros mexicanos, dedicados a la creación de autopartes para automóviles que se ensamblarán en México y el resto del mundo.


Estas son las cuatro grandes etapas de la industria automotriz en México, siendo todas ellas muy importantes por haber logrado llegar a lo que somos hoy en día el sector industrial más importante en nuestro país.

 

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