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El sector de moldes

Muchos talleres de subcontratación no se atreven a explorar este mercado en desarrollo, que viene creciendo a la par con las industrias automotriz, aeronáutica y de línea blanca, y que ante la ausencia de proveedores locales siguen importando gran parte de su herramental.

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Sigue en pie la discusión sobre la necesidad de crecer la producción de moldes en México. Sabemos que es un gran mercado por explotar, que mueve alrededor de 2000 millones de dólares. Sin embargo, muchos talleres que se dedican a otros rubros de producción no se atreven a dar el paso por temor o desconocimiento.


El año pasado se creó la Asociación Mexicana de Moldes, Matrices y Troqueles (AMMT), precisamente, buscando motivar a empresas del sector metalmecánico a que formen parte de este mercado en desarrollo, que en los últimos tres años ha crecido entre 30 y 40 por ciento. Ese aumento de la demanda de moldes está relacionado con el crecimiento de las industrias automotriz, aeronáutica y de línea blanca. Sin embargo, se estima que tan solo 10% de esa demanda es atendida por la industria mexicana.


En las mesas de trabajo de la AMMT han resaltado cuatro factores necesarios para el desarrollo de la producción de moldes en el país: personal bien entrenado, maquinaria, inversión y colaboración entre la academia y la empresa.


Una de las limitantes es la falta de entrenamiento efectivo y real, pues muchos de los expertos en el sector se han hecho desde la experiencia misma en su puesto de trabajo, pero no en un instituto o una universidad. Tampoco es un secreto que el personal mejor capacitado se va al extranjero. Otro prejuicio es la adquisición de nueva maquinaria. Existe un gran temor a invertir por la idea infundada de que no hay retorno de la inversión. Muchos proveedores de maquinaria estarían más que contentos en compartirles muchos casos de empresas que tuvieron esa experiencia y que hoy pueden demostrar con orgullo que el paso que dieron les sirvió, no solo para recuperar el dinero invertido sino también para ampliar su oferta y abrir nuevos mercados.


Una buena noticia para los estudiantes es que muchas empresas se han hecho conscientes de esta realidad y están abriendo las puertas de sus talleres y plantas para que los estudiantes tengan un espacio de práctica. Este es un punto que deben tener muy en cuenta los institutos tecnológicos y las universidades para que la academia y el sector empresarial empiecen a ser gestores del cambio que necesita la industria.


Otra alternativa que ha surgido de la discusión en la AMMT es establecer programas de transferencia de tecnología de otros países que cuentan con un gran desarrollo en la producción de moldes. Precisamente, esta es una de las tareas pendientes de la nueva asociación que buscará los medios para facilitar esa transferencia de tecnología a México.


Por lo pronto, ya se han identificado los roles de trabajo que son críticos desarrollar para tener personal capacitado en el sector de moldes. Entre ellos están diseñadores, ajustadores/matriceros, programadores CNC, ingenieros de manufactura, supervisores, entre otros. Si se logra capacitar esta escala de posiciones, la industria ha ganado mucho. Más si se tiene presente que convencionalmente la industria puede tomar de 15 a 20 años para obtener un diseñador bien entrenado. Lo ideal es que pudiera aprender de una manera formal, de modo que exista más oferta de personal capacitado.


Un paso en firme hacia ese destino es la creación de un centro de investigación dedicado al rubro de moldes y troqueles con sede en San Luis Potosí, según lo anunció el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología a comienzos de este año.

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