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Rise Up Industries es una organización sin ánimo de lucro de Santee, California, basada un programa de 18 meses que provee entrenamiento para operarios de máquinas CNC y que se ofrece a exmiembros de pandillas que están saliendo de prisión, así como entrenamiento en habilidades de la vida, ejercicios de la vida real en ética del trabajo y otras formas adicionales de ayuda.

El programa de operario de máquina funciona como un taller metalmecánico comprometido con la satisfacción del cliente al enfocarse en completar los pedidos según su especificación y a tiempo. El programa está inspirado en proverbios como “haga del resto de su vida, lo mejor de su vida” y “un lugar al que pertenecer”.

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Sus patrocinadores creen que, a su manera, Rise Up está haciendo una contribución para llenar el vacío de habilidades en la industria de manufactura local. Alrededor del país, otros programas similares han mejorado las oportunidades para que los individuos que dejan la prisión puedan hacer una transición exitosa a estilos de vida responsables e independientes.

El pensionado Joe Gilbreath tuvo la idea del taller metalmecánico de Rise Up después de trabajar con el programa gubernamental de la prisión Kairos, que ayuda a los prisioneros a cambiar sus vidas. A través del programa, conoció al padre Greg Boyle, quien fundó Homeboy Industries, una organización que influyó en gran medida el concepto básico de Rise Up.

“La razón número uno que la juventud da para unirse a una pandilla es tener un lugar al que pertenecer”, dice Gilbreath. “Ellos están tomando decisiones de vida o muerte al unirse a pandillas a la edad de 10 años, porque creen que no pertenecen. Esto es Estados Unidos, la tierra de las oportunidades. Podemos hacer más que esto”, insiste.

Antes de llegar a Rise Up para ayudar a enseñar a los participantes, Dustin Greeves, el gerente del taller del programa, tuvo experiencia manejando un taller. “Fabricación de moldes y de herramientas, crecí en eso”, explica Greeves. Él toma el consejo y la perspectiva de su experiencia. “Mi abuelo tuvo su propio taller durante 25 años, y yo le digo a estos muchachos que este negocio les dará todo lo que ellos le den”, dice él.

“Yo he manejado cuartos de herramientas y, generalmente, los chicos que manejaba eran fabricantes de herramientas clase A”, recuerda Greeves. “Simplemente decía ‘aquí está el molde, ve a hacerlo’. En su posición con Rise Up, él ha adoptado un nuevo enfoque dirigido a las necesidades especiales de sus participantes. El programa de entrenamiento también sigue un modelo de negocio diferente.

Por ejemplo, el programa, que se describe como una “empresa social”, obtiene la mayoría de trabajos por referencias de palabra. Hasta que cumpla ciertos objetivos de negocio, como lograr la certificación ISO y añadir más equipo manual, el foco del taller está en los aprendices. Aunque los ingresos del trabajo del taller son importantes, la prioridad es entrenar a los participantes, no maximizar las tasas de producción.

De la misma forma, antes de ser aceptados en Rise Up, los candidatos deben seguir ciertos pasos. “Ellos tienen una entrevista y toman una evaluación psicosocial, pero la verdadera prueba es tenerlos en el taller”, explica Greeves. El proceso de veto es realmente intenso, dice él, indicando que los participantes pudieron estar por lo menos 22 meses en la cárcel o incluso hasta cuatro décadas. Él cree que sin importar cuánto tiempo haya podido estar encarcelado un candidato, es esencial un compromiso sincero con el cambio. El nivel de ese compromiso se vuelve aparente en el escenario del taller metalmecánico, dice él, y cree que ese es el mejor indicador de la probabilidad de éxito de un participante.

Las partes a mecanizar son reales

Algunos ejemplos de piezas de trabajo hechas por los aprendices se exhiben en el taller. Incluyen componentes para muchas aplicaciones, como para las industrias militar y médica, así como productos recreativos como bicicletas de carreras BMX. Greeves generalmente enseña una válvula de cierre de un hidrante contraincendios que tiene una historia inusual, pero reveladora.

Él explica que esta válvula está diseñada para instalarse debajo de un hidrante contraincendios, donde se mantiene abierta mecánicamente. Si el hidrante contraincendios se corta accidentalmente en su base, la presión de agua activa la válvula para parar el flujo instantáneamente. Trent Kitchen, un exprisionero que pagó una larga sentencia, la inventó. Llegó con la idea después de ver los esfuerzos de los bomberos en la respuesta a los ataques terroristas del 9/11 en la ciudad de Nueva York. El producto, ahora patentado, será llamado El Escudo. Los bomberos en el Departamento de Incendios Carlsbad ya están interesados en ella.

Greeves dice que la válvula se resalta porque es uno de los muchos puntos de inspiración para aquellos que se benefician del programa Rise Up. Mecanizada parcialmente en el taller de Rise Up, la válvula atiende dos propósitos como ítem de exhibición. Demuestra el valor de los procesos de mecanizado en traer un producto necesario y útil al mundo real. También demuestra cómo una buena idea surge de una mente creativa, sin importar la historia de una persona, probando que nadie debería pensar que su historia puede restringir su imaginación.

La gente es real

“Yo recibía facturas y nunca fui una persona responsable antes”, dice John Villa. Villa es un participante actual del programa y estuvo sentenciado de por vida en prisión. “Simplemente saldría y le quitaría el dinero a alguien. Pero ahora, ya no soy más esa persona”, dice él. Los testimonios de aprendices como este, han obligado a los gerentes de Rise Up a hacer que la asistencia de alojamiento sea un foco principal del programa. La asistencia de alojamiento ha sido un asunto principal para el éxito en otros programas de reinserción, así que hacerlo una prioridad está garantizado, explica Greeves. 

Otro problema es el pago, porque algunos de los participantes de Rise Up deben tener múltiples empleos para llegar a fin de mes. “Los participantes del programa ganan un salario mínimo una vez enganchados, y eso es algo que con el tiempo quisiéramos cambiar”, explica Greeves. “Entendemos que es casi imposible vivir con ese salario en el área de San Diego, así que es este tipo de problemas con los que tenemos que lidiar. No es fácil”, dice él. Sin embargo, cree que la participación en el programa tiene un valor real y tangible, como lo corrobora un comentario de Villa.

Villa dice que hubo un tiempo en el que pensó abandonarlo, pero decidió no hacerlo porque sintió que el lugar es como una familia, agregando que debía trabajar en tres empleos para estar en el programa. “Ahora están poniendo en libertad a miles de nosotros, y somos la nueva minoría”, continúa Villa. “Somos de diferentes colores. El público no sabe. No es como en las películas”.

Para cambiar esta percepción y ayudar a los extraños a entender su motivación, Villa da esta explicación. “No es como ‘el 1º de diciembre de 2020 podré ir a casa’. Cuando usted tiene una sentencia de por vida, nunca podrá ir a casa. Pero si usted hace los cambios, y es capaz de probar sus acciones, entonces podría salir”.

Por su parte, Greeves es honesto sobre esta realidad. “Le decimos a estos chicos que ellos saben el estigma al que se les ha adherido. Ellos lo entienden”, dice él. Por esta razón, mantener a los participantes motivados y esperanzados es una parte clave de este trabajo, dice Greeves. “Yo les digo que ellos me entrenan tanto como yo los entreno a ellos”.

Las lecciones son reales

Los aprendices del programa Rise Up no sólo aprenden cómo usar una máquina para hacer partes, sino que también pasan por una serie de cursos de habilidades para la vida. Una vez aceptado en el programa, a cada aprendiz se le asigna un administrador de caso y mentor con quien tienen contacto semanal. El administrador de caso ayuda a los participantes a registrarse en un sistema de salud, obtener una licencia de conducción u otra identificación estatal, registrarse en un centro de carrera y a obtener referencias para alojamiento.

Además, los participantes obtienen entrenamiento en materia financiera del U.S. Bank, asistencia para preparación de impuestos, y oportunidades para tomar parte en proyectos de servicio a la comunidad, como el  Father Joe’s Villages, el cual brinda programas y alojamiento para habitantes de la calle en San Diego. Para aquellos interesados, el club de libros de los viernes es una actividad que aumenta los niveles de lectura, refuerza habilidades sociales y estimula el pensamiento crítico.

Los participantes tienen revisiones semanales de su desempeño, y cuando han alcanzado la marca de un año en el programa, se les hace una evaluación especial. Debido a que en este punto les quedan solo seis meses, la evaluación está diseñada para identificar las áreas en las cuales sobresalen y aquellas en las que pueden mejorar. También son aconsejados sobre empleos en la industria de manufactura que parecen ser los mejores para ellos. “Todos en este negocio, como sabe, tienen un conjunto diferente de habilidades”, señala Greeves. “Algunos muchachos están perfectamente bien operando las máquinas, y algunos otros quieren hacer algo más”. Greeves dice que Rise Up no está pensado para clasificar individuos en sus carreras de mecanizado.

Progreso real, éxito real

En mayo de 2016, Rise Up llevó a cabo un Open House para conseguir 470,000 dólares para tener más equipos, incorporar nuevos aprendices y cambiarse a unas instalaciones más grandes. El evento fue exitoso y, un año después, la organización fue capaz de moverse a su actual ubicación en Santee, un barrio al norte de San Diego. Este logro estuvo tres meses antes de lo programado. Desde entonces, el taller ha provisto a docenas de clientes, refiere Greeves. El taller recibió una fresadora CNC de Haas Automation y compró tres fresadoras CNC adicionales y un torno Haas. Además, Mastercam les entregó cuatro licencias gratis de su software CAD/CAM.  

Otro Open House,  realizado en noviembre de 2017 tuvo asistentes como el alcalde de Santee, John Minto; Miss Santee, Jennae Gonzalez; el Fiscal de Distrito del Condado de San Diego, Summer Stephan; el Obispo Católico Robert H. Bron; y el Subdirector Jefe de la Prisión Estatal de Donovan, Patrick Covello. Greeves dice que este Open House fue efectivo al permitir que figuras públicas descubrieran lo que está pasando en su barrio y supieran cómo Rise Up beneficia a Santee.

Sin embargo, insiste que el éxito de Rise Up debe medirse por el éxito de los individuos que completan el programa, superan la adversidad social e ingresan a trabajar en la industria manufacturera. Un ejemplo que él cita es el de un recién graduado, que ahora trabaja en Peacock Tool and Engineering, en Spring Valley, California. Greeves cuenta que está haciendo un gran trabajo y que todos en Rise Up están orgullosos de él.

Incluso antes de la graduación, los participantes tienen mucho que decir sobre los beneficios del programa. Por ejemplo, Ángel Ramírez, un aprendiz senior del programa, describe el cambio que vivió después de estar 41 años en prisión. “Nuestros valores, clave en Rise Up, nos recuerdan ser humildes, considerados, compasivos, honestos, leales y ayudar a los demás”, dice Ramírez. “Esta compañía nos fija una ética que cualquier empleador que contrate a cualquiera de nosotros quisiera tener en un empleado”. Ramírez dice que cada aprendiz en el taller de Santee pone su corazón en cada producto que sale por la puerta.

“La vida de la prisión quedó atrás”, dice Ramírez. “Rise Up me está ayudando para liberarme de esos recuerdos horribles y a empezar a crear nuevos sueños. Concebir, creer, lograr”.

Para Greeves, esta última afirmación de un aprendiz coincide con propósito con el que se hizo este programa. 

Soporte inspirador

Los visitantes de la industria generalmente se inspiran por lo que ven y oyen en Rise Up, dice Greeves. Un buen ejemplo que él cita es una visita reciente de Greg Mercurio, presidente de Shop Floor Automations, un integrador de manufactura con sede en La Mesa, California. El señor Mercurio escuchó de Rise Up mientras planeaba actividades para celebrar el vigésimo aniversario de su compañía. “Estaba buscando una forma especial de marcar este hito regresando algo a la industria y a la comunidad”, dice él. “Estaba intrigado por el concepto detrás de Rise Up porque toca dos de mis preocupaciones principales –el vacío de habilidades que está retrasando a los talleres en EE.UU. y la falsa impresión que mantienen muchas personas ajenas a nuestra industria de que esas fábricas son cárceles oscuras y sucias”.

Mercurio gastó dos horas en un recorrido por las instalaciones y hablando con los administradores, así como con los actuales aprendices del programa. “La experiencia cambió mi percepción”, recuerda Mercurio. “Pensé que podíamos ayudar con la simple donación de una de las soluciones que Shop Floor Automations ofrece a la industria de mecanizado. Como resultó, el taller de Rise Up no estaba tan lejos en el desarrollo para estar listo para cualquiera de estas soluciones. En su lugar, Mercurio ofreció una donación en efectivo.

Sin embargo, buscando hacer más, el señor Mercurio conoció otras formas en que los individuos y las compañías como la suya pueden apoyar a Rise Up Industries. “Hay muchas formas en que la gente puede ayudar”, dice él. “Por ejemplo, givingtuesday.org reúne donaciones, dólar por dólar, hasta 100,000. También se puede descargar una aplicación llamada CoinUp, la cual dona el cambio ahorrado de los cargos a la tarjeta de crédito para una obra de caridad que usted escoja”. Mercurio también afirma que la forma más casual de contribuir a Rise Up es comprando en Amazon. “Al usar AmazonSmile, el sitio dona una porción de sus ganancias a una obra de caridad y el total de su carrito permanece igual. Sólo asegúrese de escoger Rise Up como la obra de caridad de su elección, y asegúrese de que se haya registrado en AmazonSmile antes de salir”, dice él.

El señor Mercurio admite que su apoyo a Rise Up también está motivado por su preocupación por que los empleos de manufactura quedan vacantes, lo que significaría menos negocios para Shop Floor Automations. Más allá de eso, él quiere que sus dos hijas jóvenes entiendan el valor de la manufactura y que sepan que los talleres metalmecánicos son brillantes, limpios y abiertos. “El taller de Rise Up es una inspiración en todos esos niveles”, concluye.

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